El origen del Parkinson podría estar en los intestinos

Doscientos años después de que se publicará el primer ensayo que describía la enfermedad del Parkinson se van haciendo avances para identificar su origen. Recientemente, un grupo de investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo han descubierto que podría originarse en los intestinos y propagarse al cerebro a través del nervio vago.

El Parkinson podría originarse en los intestinos

Diversas investigaciones señalan que el tracto gastrointestinal podría estar detrás del origen del Parkinson. El nervio vago tiene gran influencia en el cuerpo y el cerebro. Es el décimo nervio craneal y va desde el tallo cerebral hasta el abdomen. Está conectado a muchos órganos del sistema digestivo, respiratorio y cardiaco. Además es un nervio motor, que permite contraerse y relajarse a los músculos. A la vez es un nervio sensorial, que nos permite sentir las sensaciones de las zonas que atraviesa. A ello se une su actividad como trasmisor de los impulsos nerviosos responsables de las actividades automáticas de muchos órganos. Además favorece la relajación, la sensación de saciedad y controla la ansiedad.

Según la investigación sueca, los pacientes a quienes se había extirpado el tronco principal del nervio vago tenían bastantes menos probabilidades de desarrollar Parkinson (un 40% menos) que los que no habían pasado por la cirugía. Por ello consideran que esta enfermedad podría comenzar en los intestinos y propagarse al cerebro a través del nervio vago.

Aunque estos hallazgos todavía son preliminares pueden marcar el inicio de nuevas investigaciones para identificar los factores causantes con más firmeza. En este sentido, otro estudio de la Universidad de Georgetown de Washington (EE.UU.) muestra que la alfa-sinucleína, una proteína implicada en el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas, se libera cuando se produce una infección en el tracto gastrointestinal superior (esófago, estómago y duodeno).

Esta infección podría sobrepasar la capacidad del cuerpo para eliminar la alfa-sinucleína. Esta se acumula en el sistema nervioso entérico (del que forma parte el nervio vago). Y se desplaza desde los intestinos al cerebro. En cantidades normales esta proteína es una molécula buena, con una función protectora. Pero la repeticiones de infecciones del tracto gastrointestinal impiden al organismo lidiar con las altas cantidades. Y estas se vuelven tóxicas. Así se pueden producir daños en el sistema nervioso y provocar el Parkinson, según el estudio.

Reforzando la teoría de que podría iniciarse en los intestinos hay otro trabajo del Instituto de Tecnología de California. Se encontrado una conexión entre las bacterias presentes en los intestinos y el deterioro de la motricidad que caracteriza a la enfermedad.

De confirmarse los hallazgos de estas investigaciones puede haber cambios en los tratamientos, según los investigadores. Hasta ahora se trabajaba en fármacos que actuaban sobre el cerebro. Pero si el origen está en el intestino o en el tracto gastrointestinal, se podría utilizar fármacos para esta zona para tratar la enfermedad del Parkinson.

Estas investigaciones, junto con el desarrollo de la neurociencia, demuestra que se está avanzando mucho en el conocimiento del origen de esta enfermedad, que afecta a más de 160.000 personas en España y a más de seis millones en todo el mundo.

Es una patología compleja. Tiene unos síntomas motores como lentitud de movimientos, temblor, rigidez e inestabilidad postural, y no motores como trastornos del sueño, estreñimiento, problemas visuales, respiratorios, urinarios, cognitivos o problemas psicológicos. Los nuevos tratamientos permiten que los afectados por el Parkinson puedan realizar una vida normal al 90%.

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